Lo primero que visitamos fue la casa de Vasari (2 euros; a los menores de 25 años, 1 euro), famosísimo en la Toscana y de quien nos fuimos encontrando obras durante todo nuestro viaje. La visita es a la planta baja de la casa, cuyas paredes y techos están decoradas con pinturas de amigos, mentores, artistas, etc. Fue lo primero que encontramos asi que decidimos visitarla, pero creemos que en Arezzo hay muchas cosas para ver, casi todas más interesantes.
Después, caminando hacia el duomo, visitamos una iglesia muy antigua que encontramos casi por casualidad, la Iglesia de San Domenico (S. XIII).
Una vez fuera seguimos subiendo hasta llegar al duomo (muy austero comparado con el resto de catedrales que visitamos), que estaba cerrado a esas horas… Asi que fuimos a la parte trasera, donde hay un parque, para echar un vistazo desde un mirador. Las vistas de la Toscana desde aquí son preciosas, y deben serlo más unas semanas antes, con todas esas colinas verdes y doradas, las viñas y las villas al fondo.
Bajamos hasta la Piazza Grande, que tiene un mercado de antigüedades los domingos, con la bonita vista que hacen el conjunto de Pieve di Santa Maria, el Palazzo della Fraternità dei Laici y el campanario con la torre del reloj.
Bajo los arcos hay un par de restaurantes, pero estaban llenos así que bajamos un poco para comer en la Via Giuseppe Mazzini. Pedimos unos entrantes (bruschetta?) que eran unas tostas muy ricas de tomate y setas, pero una de ellas era de hígado (sorpresa!), es típico ¡pero no nos gustó nada de nada! Después lasaña (impresionante) y gnocchis. El sitio estaba en Via Giuseppe Mazzini,6 y se llama Trattoria Il Saraceno.
Después de comer cogimos el coche de nuevo para ir hasta Perugia, en Umbría, a la que llegamos de noche.
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